Innovación e Inteligencia Financiera
Abstract
de Taller de una Media Jornada para Empresarios realizado en el
mes de Octubre de 2005 a cargo de Eric Gaynor Butterfield – www.theodinstitute.org
El
mes pasado hemos tenido una media jornada y cubrimos muchos aspectos
relacionados con las tres principales categorías respecto de cómo
se relacionan cada una de ellas para conseguir dinero. Cada una
de ellas tienen características particulares y distintivas y también
cada una de ellas tienen consecuencias y alcanzan resultados diferentes.
Las
categorías de empleado y auto-empleado han sido las dos primeras
de las tres de ellas. Las personas posicionadas dentro de éstas
categorías de acuerdo con Robert Kiyosaki, de una manera u otra,
se orientan a generar dinero “a través de la venta de su propio
tiempo” y además se caracterizan por “trabajar por el dinero”
en lugar de hacer trabajar el dinero para ellos.
Estas
dos primeras categorías sobresalen por el hecho que le ofrecen
– aparentemente – un cierto sentido de seguridad y comodidad.
De todas maneras ya conocemos lo que les espera a aquellos que
tienen esta orientación preferencial para lo cual hemos destacado
lo que dice un experto en comportamiento humano cuando se trata
de aspectos donde se compite por varios motivos y en especial
cuando la rivalidad tiene que ver con la apropiación de recursos.
William Shakespeare no duda en poner en boca de la bruja “principal”
quien – ante las propuestas de solución de tipo mediocre de sus
subordinadas – se hace cargo de la situación y asegura que la
“maldad” mayor consiste en darle al contrincante – adversario
– rival un “sentido de protección total”. En la introducción
del libro de Robert Kiyosaki “Padre Rico Padre Pobre” se señala
lo poco que falta para que se quiebre el sistema de previsión
como así también el de medicina social. Pero acaso ¿Qué persona
que es joven y que actualmente tiene un trabajo puede pensar que
habiendo aportado a las cajas previsionales y a las empresas pre-pagas
de medicina social, se habría de quedar sin protección cuando
fuera viejo? Más aún, Kiyosaki ilustra que esto no funciona simplemente
con lo que tenemos dentro de nuestras cabezas cuando somos joven
sino que cuando “no sentimos o vivimos como personas mayores”
no podemos concebir lo que nos ha de suceder más adelante en nuestras
vidas.
Kiyosaki
muestra que las reglas de juego se han alterado por completo y
es lamentable que muchas personas sigan queriendo jugar con las
mismas reglas. La idea de estudiar y completar estudios primarios,
secundarios, y luego universitarios para conseguir un “buen trabajo”
que nos ha de dar cierta tranquilidad el resto de la vida, funcionó
hasta más o menos algo más de la segunda mitad del siglo pasado
en los Estados Unidos de Norteamérica, y en los distintos países
latinoamericanos hasta el momento en que los ha alcanzado la globalización
tecnológica y financiera. Y el problema con el estudio y con el
diploma de una excelente Universidad es que “uno después intenta
ganarse la vida con esa profesión” y con lo que esa profesión
le ha enseñado.
Las
ciencias del comportamiento y la Profesión de Desarrollo Organizacional
dieron una prueba inequívoca a todo el mundo algo más de 50 años
atrás que la eficiencia profesional – aunque necesaria – no siempre
era suficiente. Las competencias y habilidades intrapersonales
como as{i también interpersonales resultan indispensables y –
paradójicamente, le resulta a veces más difícil incorporarlas
y desarrollarlas a quienes son profesionales que a aquellos que
no lo son. Para ello no hace falta más que acudir a los trabajos
de notables expertos en la materia (Chris Argyris, Donald Cole,
Edgar Schein, Richard Beckhard, entre otros).
El
empleado entrega mucho de su destino a otros quienes sí hacen
cosas para controlar sus destinos, y además tienen planes distintos
para ellos. Estos otros están compuestos por tres categorías principales:
los accionistas, los banqueros y sus accionistas y el gobierno.
Es demasiada carga como para que una persona como empleado pueda
alcanzar el éxito. En este sentido las Profesiones le dieron –
inicialmente – a los Profesionales la posibilidad de independizarse
y algunos pudieron sacar buen provecho de esta situación inicial.
Sin embargo, demasiado rápidamente los accionistas, los banqueros
y el gobierno encontraron que a través de nuevas reglas los profesionales
“no llegarían a alcanzar su sueño de independencia”. Y es así
como muchos excelentes profesionales que se cambiaron de la categoría
de empleado hacia la de auto-empleado después de una ardua lucha
se convencieron de que “lo que estaban muchos de ellos haciendo
era simplemente explotarse a sí mismos”.
Para
hacer las cosas aún más difícil a estos profesionales sus últimos
años como empleados no fueron fáciles. En el libro del Dr. Donald
Cole (“Profesional Suicide or Organizational Murder”) se expone
como los últimos tiempos que pasa un ejecutivo – profesional dentro
del mundo corporativo, es sumamente duro y que muchas veces es
empujado hacia fuera de la empresa o en cambio, prefiere el mismo
expulsarse. Hoy en día viven y sufren este proceso miles de excelentes
profesionales, ejecutivos y directivos de empresas en las distintas
organizaciones dentro del mundo privado en Latinoamérica y la
situación parece no cambiar puesto que la tendencia de los últimos
años ha mostrado cada vez más una creciente dificultad y problemática.
Kiyosaki
deja en claro que “Existen reglas para el dinero de acuerdo con
las cuales actúan los ricos, y también existen reglas con las
que actúa el 95 % restante de la población”. Y es desafortunado
que estas reglas que aprenden el 95 % de los niños tanto en la
escuela como en su casa no son las reglas con las cuales juegan
los que son ricos y los que hacen dinero”. Y bajo estas reglas
que juegan el 95 % de las personas muchos pueden estar aconsejando
a sus hijos a hacer cosas y a elegir un camino que les ha de hacer
pagar durante toda su vida más impuestos de lo que realmente les
corresponde; por lo general este grupo de personas entrega impuestos
equivalentes a sus ingresos por casi 5 meses de trabajo en el
año.
Ahora
nos encontramos con que las dos primeras categorías que parecían
diferenciarse mucho con el transcurso de los años se han vuelto
más parecidos. El auto-empleado se “explota a sí mismo”. Los contadores
tienen que encontrar trabajos en empresas de auditoria, los expertos
y diplomados en tecnología informática se orientan preferentemente
hacia el mundo corporativo que comercializa productos y servicios
informáticos (hardware y software”), los abogados encuentren dificultades
para desarrollarse de manera independiente y privilegian trabajar
en empresas de servicios jurídicos y legales, y hasta los médicos
han encontrado que también “puede ser rutinizado” sus servicios.
Estos últimos son pagados por las empresas de servicios pre-pagas
por persona atendida que no se diferencia mucho de la paga por
pieza que se realizaba antes de la revolución industrial cuando
muchas personas trabajaban en sus casas.
Si
estas dos categorías no terminan siendo lo que realmente se les
trata de hacer ver, tarde o temprano – muchas veces angustiado
por la necesidad de mantener, y alimentar a sus familias – los
profesionales se encaminan hacia nuevos caminos y opciones. Posiblemente
uno de los golpes de gracia finales al sueño de la “profesión
independiente” lo hayan dado las “Normas ISO” que regulan los
procesos a través de los cuales se hace algo. Como los procesos
tienen que ver con más de una persona, es difícil que se certifique
a un Profesional y como por otro lado las empresas y organizaciones
requieren cada vez en mayor medida que sus proveedores de servicios
sean “certificados” los profesionales independientes encuentren
que su embudo de ingreso a una empresa es cada vez más pequeño,
lo que se agiganta aún más cada año con el simple transcurso del
tiempo. Eric Gaynor Butterfield destaca que en un encuentro con
un alto directivo de un Banco local que había pasado a manos de
un Banco Internacional, éste le manifestara: “Aquí ya no pueden
trabajar como asesores o consultores independientes personas que
tienen todo su pelo blanco”, como era el que yo tenía. Me pareció
interesante ésta nueva regla que habían adoptado los nuevos accionistas
que adquirieron el Banco local lo que me ha llevado a responderle
al directivo manifestando: “¡Qué creativos se han puesto en cuanto
a los criterios de selección!”.
Los
caminos para salir de auto-empleado luego de haber experimentado
las crecientes dificultades que las personas pertenecientes a
ésta segunda categoría confrontan, no son nada fáciles y más aun
si se trata de personas con Diplomas en las Universidades.
Hacer
carrera dentro de una empresa como empleado una vez que se ha
graduado y diplomado como Profesional es muy distinto de desarrollarse
como empresario. El empresario está usualmente en sus inicios
ligado a algún territorio en particular mientras que el particular
está más dispuesto a seguir el territorio que “otros” han definido
para él. Los Empresarios son verdaderos artistas, que se mueven
inteligentemente sobre la base de la intuición, mientras que el
profesional tiende a basarse más en las concepciones y marcos
teóricos.
Es
común que el empresario piensa en su empresa desde el punto de
vista de su familia, y tiene una tendencia a vincularlos dentro
de la misma mientras que el profesional dentro de la corporación
tiende a independizar lo que es “la familia” respecto de lo que
se hace en la empresa. Es muy común que el empresario incluso
cuando hace uso de una figura jurídica posea casi la totalidad
de las acciones de la empresa, mientras que el Profesional tiene
poco o ningún acceso a las acciones de la empresa.
La
organización multinacional se caracteriza por tener un accionariado
muy difuso y el profesional tiene que aprender lo que éste accionado
quiere, usualmente a través de lo que interpreta por otras personas
que muchas veces difieren respecto de sus posiciones ante los
accionistas, sus preferencias, sus intereses y también sus necesidades.
El empresario es un creador nato y debe inspirar a otros a que
lo sigan; el profesional, gerente o directivo organizacional pasa
mucho de su tiempo “mirando hacia arriba esperando instrucciones
que deben ser luego transmitidas a otros, lo subordinados”.
En
particular el empresario fundador es un típico artista y creador,
parte de la nada pero se imagina perfectamente como va a estar
terminada su obra de arte. El Profesional tiende a pensar desde
el día de hoy y como son las cosas hoy para delante. Cuando los
Profesionales estudian un nuevo proyecto de inversión parte de
un momento cero que es el de la inversión inicial y luego avanzan
en el proyecto calculando los ingresos y egresos de cada año partiendo
desde el año 1. El empresario por el contrario tiende a posicionarse
en el proyecto terminado, es decir el último año. Y esto tiene
una ventaja enorme respecto de lo que hace el Profesional. Al
posicionarse en el último año visualiza el logro y el éxito mientras
que el profesional al avanzar del año 1 hacia delante lo que comienza
a ver son los ingresos – egresos de cada uno junto con cada uno
de los problemas, dificultades y obstáculos. Y los problemas,
dificultades y obstáculos que aparecen bajo esta perspectiva distinta
ante los ojos del Profesional hacen que éste tenga en cuenta distintas
y menores probabilidades de éxito.
Para
comenzar a tener éxito como dueño de una empresa – como empresario
– el profesional tiene que reunir los atributos del socio fundador
que, como vimos, no son desarrollados comúnmente ni siquiera en
las mejores Universidades del planeta. Pero incluso habiendo sido
exitoso como socio fundador luego se requieren otras características
y competencias para transformar al socio fundador en un socio
sucesor. Habitualmente, sin un fundador emprendedor una empresa
familiar no puede crecer, pero solo con el no puede llegar a proseguir,
y acá es donde aparece entonces la figura del sucesor. Las tareas
que realiza el socio fundador son distintas del socio sucesor
puesto que el fundador se ocupa desde el primer momento de todo
el negocio. Y debe luego aprender a transmitir sus conocimientos
a otros como así también a elegir a otros como los más apropiados.
Los
profesionales y ejecutivos en las organizaciones no siempre se
orientan a enseñar a otros puesto que el ambiente es competitivo
y mucho del éxito que ellos obtienen – dependiendo de la manera
como la empresa lleva a cabo las recompensas – es a veces a expensas
de otros. El sucesor por lo general no maneja las áreas que tienen
que ver con los Clientes o con las finanzas del negocio, aunque
si pueden estar a cargo de las finanzas de la empresa. Por lo
general el socio sucesor debe ser capaz de mostrar al fundador
que ha sido capaz de manejar eficazmente una parte de la empresa
o una unidad de negocios o una serie de proyectos.
Los
Profesionales tienden a ver los problemas como muchas veces los
ven sus propios profesores en la Universidad. Muchos estudiantes
de la India que realizaron estudios de Master en los Estados Unidos
de Norteamérica en los años 70 del siglo pasado volvían a su país
sugiriendo a sus padres – empresarios que pongan en vigencia arreglos
organizacionales muchas veces apoyados en los principios de la
división del trabajo lo que contrasta con el modelo que hemos
aprendido como más eficiente que es aquél donde se trabaja en
forma participativo y como equipos de trabajo. Paradójicamente
la cultura en la India ha sido históricamente la de trabajo en
equipo.
Al
profesional le resulta muy difícil ver a la empresa desde la perspectiva
de un hombre de negocios y como dueño. En principio no es fácil
que una persona que se ha desempeñado como ejecutivo y directivo
y que acostumbraba recibir un ingreso fijo todos los meses, y
que además contaba con una computadora, secretaria e infinitos
recursos a su disposición, tenga luego que adaptarse a una situación
como empresario donde no recibe ninguna asignación fija e incluso
debe abonarles a otros “de manera fija”.
Un
trabajo de investigación realizado por Eric Gaynor Butterfield
(Jornada de Empresarios e Innovación; Noviembre 2004) muestra
que en el proceso de transición donde los profesionales tratan
de convertirse en empresarios ellos tienen en cuenta las empresas
y negocios tal cual existen en ese momento. En realidad lo que
no saben es que lo que ellos están viendo como negocio del empresario
existente, no es el verdadero negocio del empresario. Usualmente
los negocios pasan por otro lado que no es el que está visible.
Muchas zapaterías tienen locales en calles donde los alquileres
son altísimos y los profesionales pueden preguntarse como es que
pueden pagarlos ya que la frecuencia de Clientes entrantes no
puede justificar siquiera el solo pago del alquiler. Lo que sucede
es que uno solo de estos Clientes puede ser un Distribuidor o
Mayorista de otra provincia quien le puede estar haciendo pedidos
de cientos y miles de pares de zapatos.
El
Profesional tiende a “hablar” de lo que sabe, es decir de su Profesión.
Y es recompensado por hablar eficazmente respecto de aspectos
que se relacionan con su Profesión. Cuando se es empresario se
pueden hacer muchas cosas, pero no se puede hablar de lo que uno
ha aprendido; eso ha costado demasiado como para regalarlo a terceros.
Además para el empresario el secreto es algo importante a diferencia
del Profesional que, siendo exitoso es invitado a un Congreso
para compartir sus nuevos hallazgos. El empresario sabe muy bien
que “El secreto del éxito es el secreto”. Por lo tanto, y teniendo
en cuenta que en algún momento “su negocio” ha de estar visible
a terceros – o a de encontrarse con otras personas de su misma
especialidad – el empresario otra vez se comporta de manera distinta
de la que lo hacen los profesionales: desarrolla actividades distintas
de aquella en la cual está “teniendo éxito”. Algo que el profesional
no está acostumbrado a hacer pues tiende a persistir dentro de
lo que hace y aún más – si allí tiene éxito – ha de profundizar
más en esa misma disciplina o contenido o producto o servicio.
Pero
una de las diferencias más grandes entre el profesional y el empresario
la encontramos en que éste último no habla tanto del concepto
de sinergia – incluso puede llegar a no conocerlo – pero de todas
maneras es capaz de aplicarlo. Es decir, el empresario se adelanta
a los conceptos y puede estar aplicando muchos de ellos sin siquiera
tener el conocimiento de los mismos. El profesional acude más
bien al concepto para luego tratar de ir a la acción, algo que
desafortunadamente no ocurre de manera natural. Y bajo esta práctica
de sinergia el empresario está predispuesto y se alista para liderar
a otros con la responsabilidad de atender algunos requerimientos
de estos terceros que han de formar parte del equipo. El profesional
no opera dentro de esta visión por lo general; más aun dentro
de las distintas culturas latinoamericanas los profesionales universitarios
por lo general tienen una predisposición a percibir al empresario
bajo la perspectiva de Karl Marx, donde se lo percibe como un
explotador que se beneficia del trabajo de otros. Este concepto
de plusvalía dentro de las universidades latinoamericanas tiene
incluso una connotación altamente negativa y ha llegado a formar
parte de un cliché que se ha aceptado de manera generalizada.
Ahora
bien, quisiera formular una pregunta: ¿Qué sería de este planeta
si nadie se hubiera tenido las perspectiva de que trabajemos aunque
sea ocasionalmente como un equipo? Incluso hasta los principales
deportes y entretenimientos son realizados por los humanos de
manera cooperativa y prevalece la orientación hacia los trabajos
como equipos por encima de los individuos. ¿Existe acaso algún
invento que se haya desarrollado por la única intervención de
una única persona? Y más, si las personas no estuvieran dispuestas
a trabajar bajo el liderazgo de otro ¿Quién crearía y generaría
trabajo? Por supuesto que surge una respuesta muy sencilla: Ese
es el rol del Estado. Pero tenemos experiencias muy concretas
de lo que sucede cuando el Estado quiere asumir el rol del empresario
que implica, entre otros y como mínimo, actuar creativamente,
tomar riesgos y ser innovador. ¿Cuántos Estados conocen ustedes
que han operado de manera creativa, tomando riesgos y asumiendo
posiciones innovadoras? Hoy en día en Latinoamérica, un continente
pleno en recursos primarios que están allí ofreciéndose para ser
tomados y transformados, vemos que la mayor parte de lo que sucede
con la transformación de dichas materias primas (energía, minería,
agricultura, pesca, forestal) está en manos de corporaciones extranjeras
que hace muchas décadas atrás contaron con empresarios en esos
países del extranjero.
Y
cuando escuchamos que los gobiernos han creado tantos cientos
o miles puestos de trabajo no tenemos más que observar lo que
esas empresas están haciendo y produciendo, y salta a la vista
que la mayor parte de esas actividades no son creativas ni representan
generación de nuevos ingresos genuinos, puesto que son realizados
entre otras cosas, a través de trabajo no-genuino.
En
algunos países de Latinoamérica esta situación es más crítica
que en otros. Por ejemplo la Argentina con recursos inmensos y
en mucha mayor proporción que los que Dios ha distribuido para
lo que es Chile, exporta al mundo igual que Chile. Pero una diferencia
importante consiste en que Chile exporta productos que llevan
mucho más valor agregado donde se dan procesos de transformación
que crean trabajo para otros, en pocas palabras, trabajo genuino.
En un taller con empresarios realizado hace unos 3 meses atrás
muchos empresarios argentinos manifestaron que incluso ante la
posibilidad de crecer no lo iban a hacer. ¿Tenemos alguna idea
de lo que representa para un país o para una comunidad que quienes
aquellos que son una fuerza creadora, innovadora y que se predispone
a correr riesgos, llega un momento donde decide “no-crecer”? Es
como si tuviéramos inventores que comienzan en un momento a dejar
de realizar trabajos vinculados con el proceso de innovación y
comienzan a parase dentro de las máquinas automáticas de juegos.
Matar los incentivos a los empresarios es condenar a un país a
vivir sin ellos y la fuerte generadora de trabajos genuinos que
ellos originaban ha de mostrar en poco tiempo el ingreso del gobierno
con planes y propuestas donde no se genera trabajo genuino y que
puede ser sostenido solamente como consecuencia de estar dentro
del mundo del dinero el que es consistente a su vez con la política
de John Maynard Keynes. Desafortunadamente la concepción de crear
el dinero a través de organismos internacionales financieros que
luego encontraron apoyo en los Bancos Centrales de los países
latinoamericanos en lugar de basarlo en la genuina creación de
productos y servicios terminaron con eliminar los incentivos que
todo empresario latinoamericano necesita para llevar adelante
su misión. La creación de dinero a través de los organismos internacionales
financieros que luego encontraron como aliados a los Bancos Centrales
en Latinoamérica, decretaron el inicio del deceso de los empresarios
genuinos y aparecieron los “contratistas del Estado” quienes cerraron
el círculo con la alianza ya estructurada de los entes internacionales
financieros con los bancos locales. Como manifestaba un empresario
líder en la industria metalúrgica en la Argentina: “Nosotros trabajamos
muy duros para tener una empresa donde debemos comprar maquinarias,
mantener los equipos actualizados, contratar y dar trabajo al
personal, pagamos costos altos por intereses a Bancos, debemos
pagar impuestos al gobierno antes de tener las utilidades” mientras
que los Bancos y el Gobierno pueden crear dinero con una maquinita”.
Realmente competir con el costo de “hacer dinero con una maquinita”
el esfuerzo del empresario genuino es desmesurado y ya hasta los
más emprendedores empresarios latinoamericanos se han dado cuenta
que es preferible no-innovar y no tomar riesgos, y asociarse con
los gobiernos como proveedores y contratistas del Estado. Eso
les asegura una ganancia segura y además están cubiertos de los
riesgos.
Y
ya sabemos lo que sucede cuando las personas “trabajan sobre seguro”.
William Shakespeare ha sido un extraordinario maestro en la materia
y parece que su lección aun no ha sido absorbida por los gobernantes
latinoamericanos. Para peor, ni siquiera le dan trascendencia
dentro de las mejores Universidades al pensamiento y concepción
del excelente economista Alemán Joseph Schumpeter quien estaba
convencido del enorme poder del empresario como generador de trabajo
genuino. En la China de hoy en día, que ha apoyado con fuerza
la práctica del empresario creador e innovador de Joseph Schumpeter,
premian a sus empresarios locales y a aquellos empresarios que
además son capaces de tomar otros mercados fuera de sus fronteras,
los considera como “Líderes Indiscutibles” quienes ameritan recibir
recompensas aún mayores.
La
Argentina que se encontraba posicionada entre los 10 países más
ricos del planeta cuando se premiaba a sus empresarios exportadores,
ha pasado ahora a una posición totalmente empobrecida como resultado
no solo de la falta de estímulos a los empresarios creativos sino
porque además a través de mecanismos regulatorios del Estado se
retiene dinero a los exportadores en materia de retenciones. ¿Conocen
ustedes algún país que retenga dinero del empresario exportador
y que se cuente entre los países más desarrollados del mundo?
No
existe ninguna duda que – como declaraba el filósofo español Ortega
y Gasset – el comportamiento de las personas es el resultado de
combinar “a la persona con su contexto”. No existen hoy día, ni
siquiera en las mejores Universidades del mundo, un plan o programa
por medio del cual se puedan desarrollar empresarios. Países como
Australia, Estados Unidos de Norteamérica, Nueva Zelanda y también
Argentina crecieron a través del espíritu emprendedor de quienes
se radicaron en esas tierras. Todos esos países se encuentran
aun entre los países más ricos del mundo con excepción de la Argentina.
Hace unos 60 años todos ellos estaban dentro del grupo privilegiado
de países desarrollados y ricos en este planeta pero la Argentina
comenzó a hacer cosas distintas desde ese entonces de lo que hicieron
los líderes en USA, Australia y Nueva Zelanda.
La
política empresarial innovadora vigente hasta los años 40 del
siglo pasado fue poco a poco reemplazada por una asistencia del
gobierno a “nuevos empresarios” que en realidad no eran tales:
eran simplemente contratistas del Estado. Y saben ustedes que
es lo que caracteriza al empresario que es contratista del Estado:
pues opera bajo un sistema de “costo + un plus”. Cualquier costo
es bueno pues de todas maneras la “empresa” está protegida y los
Clientes han de tener que pagar la ineficiencia.
Robert
Kiyosaki destaca que esta práctica se consolida a través del pensamiento
y acción de gobiernos que hacen referencia al hecho de tener que
dedicarse “a redistribuir la riqueza”. Y Kiyosaki muestra como
este pensamiento y filosofía es letal para la comunidad que le
adopta, y la Argentina es un excelente ejemplo de ello. A través
de la redistribución de los ingresos que se ha realizado durante
los últimos 60 años lo que salta claramente a la vista es un mayor
empobrecimiento de la población... y además no se ha logrado “redistribuir
la riqueza más equitativamente”. Es que, como muy bien destaca
Robert, “los ricos saben muy bien que es lo que tienen que hacer”
a diferencia de las personas que conforman esa inmensa mayoría
que se encuentra agrupada en lo que es conocida como clase media.
Podemos
a estas alturas hacerles llegar un formulario de “auto-apreciación
en materia empresarial” que ustedes han de completar y esperamos
que les sirva para apreciarse como empresarios, y que es de especial
aplicación para aquellos profesionales, ejecutivos y directivos
corporativos que quieren tomar la iniciativa de comenzar “su empresa”.
Nosotros (www.theodinstitute.org) estamos para
ayudarle al respecto, para aquellos que buscan nuestra ayuda.
Me
gustaría recibir un poco de feedback de ustedes como participantes
y en particular todo lo relacionado con el proceso de “Transición”
hacia la categoría de empresario; más puntualmente desde la posición
de empleado o auto-empleado hacia la de dueño de su propia empresa.
Robert Kiyosaki ha realizado un excelente trabajo que nosotros
esperamos enriquecer incorporando los distintos componentes que
se vinculan con la transición de “etapas inferiores” (donde se
llega al límite de explotarse a sí mismo) a la del empresario.
Y podemos agruparnos en mesas de a 3 explorando como nos apreciamos
al hacer uso del “formulario de auto-apreciación como empresario”.
Aprovechen
el break de 15 minutos.
Muchas
gracias por compartir.
Eric Gaynor Butterfield – RODP
Presidente: The O. D. Institute International, Latinamerica
www.theodinstitute.org
Board member of The Organization Development Institute
– Worldwide (World Leader in O. D.)