Inteligencia Organizacional – “¿Pueden
los Profesionales y Gerentes de Empresas convertirse en Empresarios
y Emprendedores?” – Parte II
Abstract
de Taller homónimo – Octubre del 2003 a cargo de Eric Gaynor Butterfield
– www.theodinstitute.org
Hace
un mes atrás hemos estado compartiendo muchos de los cambios que
se han presentado en el mundo y que han impactado – a veces negativamente
– sobre los profesionales y ejecutivos dentro del mundo corporativo
y organizativo.
Mencionamos
que este fenómeno es descrito en detalle en “Suicidio Profesional
o Asesinato Organizacional” del Dr. Donald W. Cole y Eric Gaynor
Butterfield – 2003 y que puede ser de ayuda a muchos profesionales,
directivos y ejecutivos. También hemos detallado el proceso por
el cual las organizaciones a partir de los años 50 y 60 del siglo
pasado se han visto cada vez más impactadas por las fuerzas del
contexto. Esto hizo necesario que los arreglos organizacionales
y la forma que adoptara la empresa tuvieran que modificarse de
acuerdo con las circunstancias cambiantes; la organización jerárquica
piramidal tenía los días contados por lo menos aquellos escenarios
turbulentos.
La
organización matricial comenzó a tener vigencia pero no todos
los participantes organizacionales podían sentirse cómodos con
el hecho de tener que responder a dos o más jefes. Responder a
un solo jefe, los objetivos, necesidades y preferencias que tiene
un solo jefe nunca ha sido una tarea fácil, pero comenzar ahora
a hacerlo con dos o más jefes, es algo para lo cual los miembros
organizacionales no han estado preparados. Surgieron con más vigor
las profesiones “de ayuda” que centraron su interés en los procesos
de acomodamiento de las personas a las organizaciones (como es
el caso de Chris Argyris – 1961) y surgieron nuevas variables
clave como por ejemplo el “estrés”.
Los
profesionales latinoamericanos diplomados en universidades estaban
disfrutando la ventaja competitiva que tenían como graduados universitarios.
Por lo años 60 y 70 los diplomados universitarios en carreras
de fuerte ingreso al mundo corporativo eran pocos y se beneficiaban
como consecuencia de ello.
Pero
los distintos factores que hemos mencionado en la jornada anterior
comenzaron a aminorar los beneficios y ventajas de los cuales
gozaban los profesionales. El número de profesionales entre los
años 60 y 70 respecto de la última década creció descomunalmente
y posiblemente por encima de las necesidades del mundo empresarial.
Es de hacer notar que las filiales de multinacionales tienen en
su tablero de comando dos indicadores clave: el monto de los dividendos
girados al exterior y el “head count”. Los Presidentes de estas
filiales de multinacionales, directivos máximos y CEO si estaban
interesados en continuar sus carreras deberían prestar atención
a estos dos factores importantes. La tecnología a su vez, y en
sus principios, creó la necesidad de trabajo profesional eliminando
tareas y personal administrativo de los niveles inferiores, pero
en muy poco tiempo estaba en condiciones de parametrizar la toma
de decisiones que estaban en manos de los profesionales y gerentes.
Desde
el mismo momento en que las computadoras pueden tomar decisiones
al punto de competir y hasta derrotar al campeón del mundo de
ajedrez, el fundamento máximo de la existencia de un profesional
y de un gerente comienza a ser cuestionado. El “criterio” que
se suponía era originado y desarrollado en las universidades ya
no ofrecía una suficiente ventaja competitiva en relación con
lo que la computadora pudiera decidir.
El
lenguaje de los profesionales – y la ventaja diferencial que tenían
– comenzaba a oscurecerse ya que los “idiomas” y distintas lenguas
no eran la única y mejor manera de comunicarse: había subido al
podio el lenguaje digital. Y cada vez más va por una medalla más
importante. La globalización tecnológica de los 90 le asesta un
nuevo golpe ya que ahora los profesionales latinoamericanos comienzan
a competir con los millones de profesionales de otros países,
y se encuentra acosado por profesionales más “caros” pero con
mejor y mayor formación y también por profesionales más “baratos”
que provenían de países donde las economías tenían costos locales
bajos.
Queremos
compartir un dato adicional: la cantidad de computadoras y robots
que están disponibles en el mercado con perfecto funcionamiento
hacen prescindibles a más del 50 % de los profesionales que existen
hoy en día. Si a esto le agregamos el creciente egreso de profesionales
de las Universidades nos hemos de encontrar con que la inmensa
mayoría de ellos no han de encontrar trabajo alguno y que además
aquellos pocos que lo tienen deben convertirse en excelentes servidores
de los que están en la cúpula pues solamente uno de cada 10 de
ellos ha de sobrevivir en el tiempo.
No
son noticias buenas pero es mejor compartir lo que es una verdad
que correr versiones inexactas que hacen que muchos estudiantes
universitarios dediquen demasiado tiempo, dinero y energías hacia
una meta donde no existe un premio. Algunos profesionales comenzaron
a visualizar esta situación hace una década atrás y muchos más
se agruparon a ese grupo inicial en los últimos años.
Y
comenzaron a explorar otros caminos. La de convertirse en profesionales
independientes, entre ellos. Como muchos ejecutivos, directivos,
gerentes y profesionales habían adquirido experiencias respecto
de cómo trabajaban los consultores y lo que ellos hacían, algunos
decidieron encaminarse en ese sentido. Otros se agregaron al inmenso
número de capacitadotes que – cuando alcanzó cifras muy altas
– decidió incorporar una opción adicional: la de facilitadores.
Por
un tiempo iniciarse en estas nuevas áreas como profesionales independientes
les ha deparado algunas alegrías. Sin embargo, muy rápidamente
se han dado cuenta que trabajando de esa manera lo que realmente
estaban haciendo era “explotarse ellos mismos”. Para ganar más
dinero tenían que trabajar usualmente más y más horas, lo que
no siempre era posible. Dios no puso límites al tiempo pero sí
lo han hecho los humanos: solamente hay 24 horas en el día.
Como
paso siguiente y natural la alternativa que surge en las cabezas
(nuevamente son las mentes y no en las cabezas) de los directivos
y ejecutivos tiene que ver con conducir una pequeña empresa. Al
final de cuentas ellos se dieron cuenta que así como la empresa
en donde ellos trabajaban se beneficiaba con su trabajo personal,
ahora ellos creando su propia empresa podrían llegar a beneficiarse
como resultado del trabajo de otros. Y se encaminaron en ese sentido.
Pero
fueron aprendiendo algunas importantes lecciones en el camino,
respecto de aspectos y consecuencias que ellos mismos no habían
anticipado. Y muchas de dichas consecuencias eran disfuncionales,
por decir lo menos.
En
primer término la inmensa mayoría de ejecutivos y profesionales
que previamente trabajaba dentro del mundo corporativo en Latinoamérica
lo hacía en una filial de multinacional. Y este tipo de organización
opera bastante claramente dentro del lema que se conoce como “piensa
globalmente pero actúa localmente”. Lo que deja en claro que las
funciones dentro de una filial tienen más que ver con ejecutar
que con pensar. El pensamiento está radicado en la metrópoli mientras
que la ejecución “es local”. Cuando hemos compartido esto en una
reunión de ejecutivos hace menos de dos meses atrás, uno de ellos
nos manifestó que no se había dado cuenta de que en realidad –
al margen de la importancia de su oficina y del cargo que le habían
asignado en su empresa como directivo – no existe mucha diferencia
entre “piense globalmente y actúe localmente” y el esquema desarrollado
por Henry Ford basado en una línea de montaje. Allí también el
pensamiento estaba concentrado en “un sitio”.
Los
profesionales y ejecutivos están aprendiendo cada vez más rápido
– ya que sus propias recursos comienzan a menguar – que también
existen otras diferencias entre una pequeña o mediana empresa
y lo que él había aprendido en una filial de multinacional (y
también lo que le había enseñado la universidad). Las empresas
filiales de multinacionales son en gran medida organizaciones
oligopólicas; uno no encuentra varias firmas de tecnología informática
dedicada a la comercialización de productos “duros”, ni tampoco
muchas que se dedican a comercializar productos blandos; las empresas
automotrices son pocas, al igual que las petroleras, y así sucesivamente.
En cambio, tratando de desarrollar “su propia empresa” descubre
que tiene a veces miles de competidores, algunos de ellos atacándolo
por el lado de los precios, otros por ofrecer mejor calidad, y
también competidores que centran sus fortalezas en el lobby empresario.
Ante
ésta inmensa multitud de inquietudes que comienzan a surgir en
sus mentes, los profesionales y directivos se preguntan qué es
lo que debieran hacer. Y vamos a centrarnos ahora en este aspecto.
Cuando trabajaban en las organizaciones y empresas y cobraban
un sueldo – bastante bueno en general – todos los meses, estaban
convencidos que basados en sus diplomas universitarios “estaban
un escalón por encima de los proveedores”. Por lo tanto, ahora
que están fuera de la empresa no les resulta fácil comprender
como es que estos proveedores, muchos de ellos sin educación universitaria
e incluso con escuela secundaria incompleta algunos, puedan ganarse
la vida y ellos todavía no estén encontrando la forma de hacerlo.
Lo
que sucede es que los profesionales graduados en las universidades
no aprendieron lo suficiente respecto de cómo ganar dinero, estando
fuera de una organización. Robert Kiyosaki en “Padre rico, Padre
pobre” da buena muestra de ello incluso a través de su propia
experiencia personal. De manera ejemplar Robert Kiyosaki derrumba
diversos mitos que están instalados en las mentes de muchas personas
y en especial de aquellos que fueron programados – o se programaron
a sí mismos – para ganar dinero solamente trabajando dentro de
una organización. Mas aún, muestra que trabajando en una empresa
de “otro”, por mas que se trate de una gran corporación multinacional,
lo que hacen los profesionales, directivos, ejecutivos y gerentes
es aprender a trabajar por el dinero pero nunca aprenden a tener
dinero trabajando para ellos.
Kiyosaki
derriba el mito de que una persona necesita tener un ingreso elevado
para hacerse rico y de que una casa es una inversión. Muestra
a los padres en su proceso de guiar a sus hijos que no deberían
confiar en el sistema educativo para la enseñanza de sus hijos
acerca del dinero.
A
través de su experiencia personal muestra que el mensaje de los
padres a sus hijos “Estudia intensamente y logra buenas calificaciones,
así encontrarás un empleo bien remunerado y con buenos beneficios”
es un “Plan Maestro” que no alcanza siempre los resultados esperados.
El padre de Robert Kiyosaki era altamente instruido e inteligente
y había obtenido un doctorado. Por otro lado su mejor amigo tenía
un padre que no había terminado el octavo grado y llegó a convertirse
en uno de los hombres más ricos de Hawai dejando decenas de millones
de dólares a su familia, iglesia, e instituciones de caridad mientras
que su padre biológico dejó cuentas por pagar. A pesar de que
ambos creían firmemente en la educación, los dos recomendaron
distintos caminos de estudios.
Muchos
trabajos de campo y de investigación muestran la importancia de
los primeros años en la formación de los niños. Una de las razones
por las cuales los ricos se hacen más ricos, los pobres se hacen
más pobres, y la clase media lucha con las deudas, es porque lo
que tiene que ver con el dinero se enseña en el hogar, y no en
el colegio. Lo que lo lleva a afirmar: “La mayoría de nosotros
aprendemos de nuestros padres acerca del dinero. Y, ¿qué puede
un padre pobre decirle a sus hijos sobre el dinero? Sencillamente,
“continúa en el colegio y estudia intensamente”. El joven podrá
graduarse con excelentes calificaciones, pero con un esquema mental
y una programación financiera de persona pobre”.
Y
continúa: “El tema dinero no se enseña en las escuelas. La escuela
se enfoca en las habilidades profesionales y curriculares, pero
no en habilidades financieras. Esto explica por qué banqueros,
doctores y administradores que se graduaron con excelentes calificaciones,
puedan estar luchando financieramente durante toda su vida. Nuestra
tambaleante deuda nacional se debe en gran parte a políticos con
buena formación y oficiales de gobierno, que toman decisiones
financieras con poco o nada de entrenamiento sobre el tema del
dinero”.
La
Argentina es un muy buen ejemplo de cómo una mayor fuerza de profesionales
y graduados universitarios no solamente no ha servido para seguir
impulsando a la Nación sino que la ha llevado al borde de la bancarrota
y a contar con la mayor desocupación de toda su historia. Sin
contar con tantos profesionales en el gobierno, y hasta mediados
de la década del 40 del siglo pasado, la Argentina se encontraba
entre los 10 países más ricos del mundo. Sus habitantes tenían
un ingreso per cápita superior al de los italianos y españoles
y solo ligeramente más bajo que el de los estadounidenses a pesar
de que los Estados Unidos de Norteamérica había tenido la Revolución
Industrial desde hacía unos 100 años.
En
menos de 60 años y con muchos profesionales y diplomados universitarios
en los puestos gubernamentales, la Argentina está endeudada de
por vida; le sucede algo muy parecido al padre (pobre) biológico
de Robert Kiyosaki quien había muerto y dejado deudas. El manejo
del dinero y de las finanzas en la Argentina por aquellos que
condujeron el país desde hace tantos años ha permitido degradarla
de una posición de privilegio a una posición cercana a “lo terminal”
en cuanto a desarrollo. El manejo ineficiente de las finanzas
durante todos esos años ha permitido que a pesar de que la Argentina
era rica en aquel entonces y tenía fuertes sumas de oro en el
Banco Central, ha entregado durante todos esos 60 años millones
de cabezas de ganado de todo tipo, miles de millones de toneladas
de distintos tipos de cereales, millones de toneladas de peces
y mariscos, miles y miles de toneladas en madera y también de
minerales preciosos y valiosos. Y todo ello lo ha ido canjeando
por “dinero”. Y hoy día – 60 años después – ya no tiene todos
los recursos primarios en materia de ganadería, agricultura, pesca,
forestal y minería que entregara “por dinero”, y aun sigue “debiendo
dinero”. Pero lo más fascinante es que nadie en la Argentina se
haya formulado siquiera esta pregunta.
Más
aun, para mostrar con un simple ejemplo la importancia de manejar
el dinero y de que el dinero trabaje para nosotros y no nosotros
trabajemos para tener dinero, es lo que ha sucedido con la deuda
de Argentina. Cuando gobernaba Alfonsín la deuda era del orden
de los 60 mil millones y estaba valuada por los propios organismos
internacionales de crédito, a .18 centavos por cada dólar. Es
decir, ante la baja cobrabilidad las instituciones financieras
estaban dispuestas a cobrar unos 11 mil millones de dólares y
dar por cancelada toda la deuda. Hoy día, menos de una generación
más tarde, la deuda Argentina es superior a la de aquél entonces,
hemos pagado mucho más que 11 mil millones en materia de deuda
(solamente el FMI recibió 20 mil millones de dólares) y además
pagamos todos los años intereses cercanos a los 11 mil millones
– año tras año – cuando en aquel entonces el pago de una sola
vez de esa suma nos hubiera liberado del total de lo adeudado.
Quedaron algunas cosas en el tintero que no son despreciables
que también formaron parte del pago; la Argentina además “vendió”
muchas de sus empresas siendo muchas de ellas vitales para la
salud y la seguridad de la población. Kiyosaki diría que los funcionarios
argentinos no sabían mucho de inteligencia financiera.
De
manera que el manejo del dinero es algo que todas las personas
debieran tener si están interesadas en su propio crecimiento y
seguridad, pero esto no se ha enseñado debidamente en las universidades.
Parece que la enseñanza es lo suficientemente buena para que los
profesionales y ejecutivos tomen decisiones dentro del mundo corporativo,
pero no parecen ser tan útiles fuera de ese ámbito. Y la mayoría
de los Argentinos sigue hoy día discutiendo “sobre los militares
y la democracia” sin darse cuenta de que la Nación está empobrecida
y ya sus hijos y nietos no han de vivir con la holgura que vivieron
aquellos que se beneficiaron con la riqueza que se generó hasta
los años 40 del siglo pasado. En pocas palabras, el manejo del
dinero ya no está en las manos de los Argentinos. Recientemente
la Argentina ha pagado el íntegro de la deuda al FMI pero de todas
maneras sigue estando sujeta a la visita y revisión que realizan
funcionarios del exterior. ¿Usted cree que existen posibilidades
de crecimiento cuando alguien de afuera revisa sus finanzas y
lo que usted hace con el dinero? Kiyosaki diría que no.
Y
las cosas están cambiando muy rápidamente. Ya parece que el mundo
de las “acciones” comienza a ceder lugar e importancia al mundo
de las “opciones” dentro de las finanzas. La mano de obra “barata”
quizás ya no sea tan necesaria como antes; se están construyendo
dos muros entre países para impedir el paso de las personas (y
no del dinero). Y la implicancia de la decisión como resultado
de construir un muro entre dos países va mucho más allá de la
necesidad e interés de contar con mano de obra más barata. Por
un lado es muy probable que a los Estados Unidos tampoco le interese
lo que estos migrantes puedan llegar a consumir dentro de USA,
pero sí el dinero que puede salir de ese país al país de origen.
Estamos presenciando lo que puede ser el principio del fin del
incrementalismo que se manifiesta nuevamente en la fuerte iniciativa
de los Bancos hacia “el ABC1”.
Para
hacer las cosas aún más difícil para los profesionales y gerentes,
en los últimos años algunos líderes de países comunistas llegaron
a la conclusión que podrían beneficiarse en mayor medida poniendo
foco en la comercialización y en el mercado, en lugar de privilegiar
la perspectiva de la producción (los medios y modos de producción).
Esto ha hecho que un país como China al cambiar su perspectiva
en lugar de “crear trabajo manual” a través de una multitud de
trabajadores que barren las calles con una escoba “gastando su
tiempo”, se haya focalizado en transferir estas múltiples personas
y energías hacia una fabricación donde se ponen millones y millones
de productos estandarizados en el mercado a muy bajo precio. Los
líderes en China se dieron cuenta de que podían hacer crecer su
economía aplicando los principios de Frederick Taylor conocidos
como la “Administración Científica”. Al final de cuentas a los
Estados Unidos de Norteamérica no les ha ido nada mal con las
aplicaciones prácticas de los conceptos de Taylor.
De
modo que las empresas en Latinoamérica – y los profesionales y
gerentes – que trabajan en las mismas comienzan a verse como un
jamón del sándwich. Por un lado se encuentran imposibilitados
de operar con la suficiente creatividad e innovación de los países
más desarrollados y por otro lado tampoco cuentan con ventajas
desde el punto de vista de la producción humana de tipo repetitivo.
En los dos aspectos vitales de toda empresa – su orientación hacia
crear e innovar (calidad) como asimismo a producir (cantidad)
– las empresas y su personal en Latinoamérica están en desventaja
desde el punto de vista de su competitividad a nivel mundial.
En
el libro del Dr. Donald W. Cole y Eric Gaynor Butterfield citado
más arriba se describen una serie de opciones que los profesionales
y gerentes en Latinoamérica tienen a su disposición. Sin embargo,
nuestra experiencia práctica en la materia muestra de que a pesar
de que muchas veces llegan incluso a comprender y entender lo
que sucede no siempre modifican sus perspectivas, creencias y
posteriores comportamientos por su pobre formación financiera.
La carencia de competencias e inteligencia financiera puede resultar
letal para el desarrollo de los profesionales y gerentes y Robert
Kiyosaki da muchas pruebas de ello.
La
mayor parte de los profesionales y gerentes han pasado muchos
años en las escuelas y dentro del sistema educativo formal y es
bueno que tengamos presente lo que Kiyosaki dice al respecto:
“La mayoría de las personas nunca ganan porque ellos están más
temerosos de perder. Es por eso que la escuela me parece tonta.
En el colegio aprendemos que los errores son malos, y nos castigan
por cometerlos… Desafortunadamente, la principal razón por la
cual la mayoría de las personas no son ricas, es porque ellos
están aterrorizados de perder”.
Muchos
contadores y administradores como resultado de su formación creen
que el dinero es real y esto es lo que hace que muchos profesionales
y ejecutivos en las empresas trabajen por el dinero en lugar de
hacer que el dinero trabajen para ellos. Kiyosaki destaca: “Los
ricos ganan dinero. Cuánto más piensen que el dinero es real,
más intensamente tendrán que trabajar por él. Si ustedes pueden
comprender en profundidad la idea de que el dinero no es real,
se harán ricos más rápidamente.” Y agrega: “Desde 1984, he ganado
millones por hacer simplemente lo que el sistema escolar no hace.
En el colegio, la mayoría de los maestros disertan. Cuando era
estudiante, yo odiaba esas explicaciones, Me aburría enseguida
y mi mente divagaba”.
Pero
debemos dejar bien en claro que la educación y la formación son
necesarias e importantes. El punto que queremos hacer notar es
que a pesar de que es necesario no alcanza puesto que la especialización
“cierra opciones” y oportunidades. Las Universidades de administración
enseñan respecto de cómo las empresas deben funcionar matricialmente
pero muchas de estas mismas Universidades no siempre aplican lo
que predican. La inteligencia financiera requiere conocimientos
de distintas disciplinas como contabilidad, manejo de inversiones,
marketing, conocimiento de leyes y las reglas de juego, y mantener
la mente abierta haciendo uso de distintas perspectivas.
Y
existe un punto adicional que queremos compartir. Los profesionales
y gerentes a través del desarrollo y aplicación de la inteligencia
financiera pueden ganar dinero, mucho dinero pero deben estar
preparados para una tarea muy ardua: la de no perderlo. Por ello
es que existe el refrán de que “no hay nada mejor que un tonto
con dinero”, como destaca Kiyosaki. Y todos en el tiempo – y con
una única perspectiva – podemos llegar a volvernos tontos. Pero
este es un tema que debemos tratar por separado; la conservación
del dinero y su continuo crecimiento implica un número de variables
y componentes que no siempre son los mismos que se deben tener
en cuenta para crear o generar dinero.
Muchas
gracias por
compartir.
Eric Gaynor Butterfield – RODP
The Organization Development Institute International
– Latinamerica
www.theodinstitute.org
Board Member of The Organization Development Institute