Desarrollo Organizacional y Empresarios
¿Se pueden “crear” Empresarios? – Los
procesos de formación de Empresarios
En
un artículo reciente – “Emprendedores y Creación / Desarrollo
Organizacional - (Abstract de media Jornada sobre “El Empresario:
Creación y Desarrollo Organizacional” a cargo de Eric Gaynor
Butterfield; Octubre del 2005 – The Organization Development
Institute International, Latinamerica – www.theodinstitute.org).
En
un artículo reciente – “Emprendedores y Creación / Desarrollo
Organizacional” - se plantean diversos aspectos relacionados
con el desarrollo económico de los países latinoamericanos
y como éstos son en gran medida, consecuencia de la tasa de
desarrollo de sus empresarios / emprendedores.
La
inmensa mayoría de los distintos gobernantes en Latinoamérica
que están dentro del poder formal, los medios más importantes
de difusión en esos países, los distintos centros de formación
y educación, como así también los representantes de los gobiernos
nacionales, provinciales y municipales manifiestan y hablan
permanentemente respecto de la importancia del desarrollo
y de la necesidad de desarrollar empresarios / emprendedores
Pymes. Pero a pesar de todas estas manifestaciones verbales
muchos hechos muestran que el número de estos empresarios
y emprendedores no está aumentando, los que existen tienen
cada vez mayores dificultades para sobrevivir y el número
de emprendedores que intentan reemplazar a aquellos que están
“retirados” parece ser inferior a ellos.
Para
hacer las cosas peor – e incluso más “inentendibles”, por
lo menos a los ojos de los profanos – el dinero disponible
para el desarrollo y sostenimiento de empresarios y emprendedores
Pymes ha ido creciendo sistemáticamente en el tiempo, los
Bancos y entidades financieras ofrecen más programas con mayores
masas de dinero que ofrecen a estos empresarios, y también
los gobiernos nacionales, provinciales y locales han cerrado
acuerdos y préstamos con organismos internacionales donde
manifiestan la importancia de estos empresarios. En la mayor
parte de los distintos países latinoamericanos se ha llegado
incluso a crear un órgano de difusión, promoción, creación,
y apoyo a este tipo de arreglo organizativo reconociendo la
importancia que tienen en la generación de trabajo genuino
además de su importante contribución a la economía, a lo social,
a la educación y a la dignidad de los ciudadanos.
Sin
embargo año tras año las estadísticas oficiales y los hechos
muestran que este tipo de empresarios y emprendedores se encuentra
en decadencia tanto en cuanto a su número, como en cuanto
a su aporte a la economía, como así también respecto de la
generación de “trabajo genuino”. La manifestación más concreta
resulta a la vista al observar los niveles crecientes de desocupación
que prevalecen en los distintos países de Latinoamérica, siendo
más dramáticos en algunos de ellos que en otros.
Las
estadísticas a nivel mundial muestran la enorme importancia
que juegan estos pioneros organizacionales al punto que generan
trabajo para más del 70 % de la población de los países más
desarrollados y su contribución al producto nacional bruto
puede alcanzar niveles de hasta el 40 %. Recientemente un
funcionario de primer orden del programa de SBA “Small Business
Administration” ha manifestado que prácticamente más del 95
% de los nuevos puestos de trabajo son creados por este tipo
de empresarios Pymes en los Estados Unidos de Norteamérica,
país que es asociado usualmente con la primacía de un modelo
organizacional de tipo corporativo a nivel mundial.
Por
otro lado, la manifestación mas dolorosa por la falta de estos
empresarios se encuentra en la enorme masa de población desocupada,
subocupada que a su vez es reflejada en los altísimos índices
de pobreza y de indigencia que han alcanzado en las distintas
culturas latinoamericanas, niveles históricos jamás vistos.
Y para hacer las cosas peor, esto sucede en regímenes prevalecientes
dentro de países que dicen abrazar “la democracia”, y manifiestan
intereses populistas.
Si
estos son los hechos – que parecen estar para quedarse dentro
de los distintos países en latinoamérica – que es lo que podemos
hacer para averiguar respecto de la “causa” de este diagnóstico.
Se
supone que si se habla de fomentar, crear y sostener empresarios
y emprendedores Pymes, se le asignan recursos financieros,
se crean entidades públicas, provinciales y municipales para
ello, se ponen a disposición de la sociedad un cuerpo importante
de personas, profesionales y funcionarios y profesionales
en materia de recursos humanos, se impulsan campañas publicitarias
orientadas a fomentar la importancia del empresario Pymes,
en algún momento los resultados deberían revertirse. Pero
esto no se ha dado, y no parece que fuera a ocurrir, teniendo
en cuenta los hechos observables.
En
esta media jornada hemos de tratar algunos puntos que quizás
nos puedan ayudar a dilucidar como es posible que se presente
una situación en los hechos y en la realidad, que es contraria
a “lo que se dice y se manifiesta”.
En
primer término debemos aclarar que las manifestaciones verbales
y escritas de ayuda y asistencia a las Pymes, por lo general
prestan poca atención a los empresarios. Estas verbalizaciones
respecto del papel preponderante que juegan las empresas Pymes
tanto en la creación del producto interno de los países como
así también de la creación de “trabajo genuino”, pocas veces
hace falta a la importancia del empresario y del emprendedor.
Es como que asumieran que no existiera relación alguna entre
las empresas Pymes y los empresarios – emprendedores. Y esto
resulta ser un craso error pues la única posibilidad de que
exista una empresa Pymes, está sustentada en la persona de
un empresario o de un emprendedor.
La
importancia fundacional de la “persona” es vital y no existe
ningún tipo de arreglo organizacional que pueda llevarse a
cabo y que se sostenga en el tiempo – asumiendo que no se
vayan a recibir donaciones, dádivas y subsidios como es el
caso de las empresas Pymes – que no privilegia al socio “fundador”,
aquel que es el creador e innovador en cuanto a producto –
servicio y en colocarlos dentro de un contexto o mercado,
dentro de una relación de reciprocidad con los Clientes.
La
importancia del empresario – emprendedor no ha escapado a
los ojos del economista austríaco Friedrich A. von Hayek (“Law,
legislation and Liberty” – 1976) al manifestar los beneficios
que presta a la sociedad, tanto para aquellos que conoce como
a aquellos que ni siquiera ha llegado a conocer: “The aim
for which the successful entrepeneur wants to use his profits
may well be to provide a hospital ora n art gallery for his
home town. But quite apart from the question of what he wants to
do with his profits alter he has earned them, he is led to
Benedit more people by aiming at the largest gain than he
could if he concentrated on the satisfaction of the needs
of known persons. He is led by the invisible hand of the market
to bring the succour of modern conveniences to the poorest
homes he does not even know.”
Las
implicancias del rol de los empresarios y emprendedores es
un factor adicional al que se le debe prestar especial consideración,
pues en la medida en que ellos actúan y se comportan están
al mismo tiempo moldeando sus propias personalidades y también
las de terceros (Frank H. Knight: “The ethics of competition”
– 1923). Pareciera que estos aspectos comportamentales relacionados
con las acciones, actitudes, creencias y valores de los empresarios
y emprendedores, no son muchas veces tenidos en cuenta por
aquellos que verbalizan respecto de “asistir a las Pymes”.
Es
sabido que en los Estados Unidos de Norteamérica – cuna de
importantes líderes empresariales – los órganos del estado
privilegiaron este particular aspecto comportamental tan fuertemente
relacionado con la personalidad del empresario. A principios
del siglo XX, hace ya unos 100 años atrás, el propio gobierno
de los Estados Unidos consciente de la importancia de contar
con estos prototipos particulares, dedicó un intenso programa
orientado a identificar aquellos atributos y características
que están presentes en los emprendedores y empresarios. Como
consecuencia de dichos estudios la tarea siguiente era bastante
cristalina; se debían desarrollar programas que fomenten el
desarrollo de dichos atributos y características.
Pero
ellos fueron incluso mucho más lejos. El paso siguiente, y
teniendo en cuenta la importancia del contexto en el desarrollo
de las personas (“nurture + nature”; lo genético y lo social;
el hombre y las circunstancias”), dieron un segundo paso muy
importante: identificaron las condiciones que debían crear
que posibilite la creación y el sostenimiento exitoso de esta
especie particular de personas que se pone sobre sus espaldas
crear trabajo para sí mismos y para otros.
Estas
personalidades instaladas en el gobierno (en este caso, de
los Estados Unidos de Norteamérica) no tenían que ser sabios
para saber que la sola condición personal y predisposición
individual hacia “ser empresario” no era condición suficiente,
aunque si era condición necesaria; debía estar acompañada
por crear las condiciones propias que permitan que – esta
especie particular representada en el rol de empresario y
emprendedor – que cuenta con un motor interno que moviliza
enormes energías, para ser exitoso y consolidarse en el tiempo,
debía contar con las condiciones externas en el contexto,
que los apoyen aún más. Esto significa la necesidad de que
se le den los incentivos necesarios al empresario y emprendedor;
de otro modo, lo que se estaría produciendo es una lisa y
llana extinción de atributos, comportamientos y actitudes
respecto de aquellos empresarios y emprendedores naturales
que no se verían apoyados e incentivados contextualmente.
Si
el contexto apoya e incentiva la inacción y la falta de creación,
de aportes y contribuciones genuinas, las personas dentro
del contexto van a dejar de actuar y no han de crear, ni de
hacer aportes ni contribuciones. Un trabajo de campo ha mostrado
evidencia que una inmensa mayoría de personas prefieren tener
un “empleo” en un organismo público respecto de uno privado,
cediendo incluso hasta el 40 % de su remuneración. Aún más,
en estos momentos en algunos países latinoamericanos existe
una enorme cantidad de personas que reciben pagas a fines
de mes por no trabajar, a pesar de que dichas remuneraciones
representan algo menos del 25 % de un salario que estarían
percibiendo dentro de arreglos organizacionales privados.
Se
sugiere al respecto, que los directivos tanto a nivel público
y privado se familiaricen con las importantes contribuciones
realizadas por James March y Herbert Simon (“Organizations”;
Wiley and Sons – 1958) quienes, respecto de los participantes
organizacionales, supieron distinguir dos tipos particulares
de decisión que éstos adoptan en su vínculo con la empresa.
Se refieren a la “decisión de producir”, es decir de producir
resultados concretos y más bien tangibles relacionados con
agregar valor donde sus propias contribuciones a la organización
son superiores a los “inducements” recibidos de ellas. Esta
“decisión de producir” se diferencia claramente de la “decisión
de participar”, donde los miembros organizacionales responden
principalmente en cuanto a concurrir y asistir a la organización
y dicha asistencia y concurrencia no siempre está acompañada
por agregar valor. En este caso, los inducements que provee
la organización son superiores a las contribuciones de sus
miembros y resulta obvio que comienza a estar en juego la
sustentabilidad de la propia organización.
Nos
encontramos – dentro de algunos países latinoamericanos –
con situaciones donde la cantidad de personas que obtienen
recompensas por concurrir y asistir, y donde incluso en más
de una oportunidad esta asistencia consiste en una subvención
mensual donde la presencia debe darse durante un solo día
al mes, el número de miembros organizacionales que concurren
es del mismo orden de aquellos que producen. Y esperar alcanzar
el desarrollo económico a través de este tipo de propuesta
resulta ser una panacea inalcanzable, como los resultados
y hechos lo demuestran. Pero la gravedad de esta situación
es aún mayor.
Teniendo
en cuenta que lo que sucede dentro de una comunidad es una
manifestación holística donde se da una interacción continua
entre las distintas fuerzas, comenzando este siglo XXI nos
encontramos que la capacidad competitiva dentro de las distintas
culturas latinoamericanas, es más bien una excepción y no
la regla. El Estado auto-declarado como protector lo que fomenta
es el apaciguamiento y adormecimiento de personas que, bajo
condiciones distintas, estarían dispuestas a canalizar sus
energías en forma productiva; la inmensa mayoría de las personas
se orienta hacia la producción y hacia el servicio en lugar
de ser recompensados por “asistir” y “concurrir” o “no-concurrir”.
Cuando aparecen preferencias y orientaciones por “asistir”
y por “concurrir” o “no-concurrir” es porque se ha incentivado
esta modalidad, y la responsabilidad de aquellos a quienes
les cabe, es indelegable.
Existe
una tendencia y predisposición dentro de las culturas latinoamericanas
que en cierta medida también es común a la de las comunidades
menos desarrolladas y civilizadas: el “locus of control” es
externo. Lo que nos sucede tiene que ver con otros; son otros
los que nos hacen daño. Y nos observamos muy poco a nosotros
mismos. Es reconocida la metodología adoptada por algunos
expertos en cambio y desarrollo organizacional basado en la
“ventana de Johari” (Eric Gaynor Butterfield: “Congreso de
Desarrollo Organizacional”; Argentina – 1997), que es infrecuentemente
tenida en cuenta y menos aún aplicada eficazmente. La observación
de uno para aprender respecto de como Otros nos ven y como
también nos vemos nosotros mismos, es de importancia. Y, por
supuesto, también es de relevancia analizar la congruencia
entre estas dos percepciones.
Por
lo tanto es bastante común que – como consecuencia de esta
mirada que privilegia a lo externo – busquemos y exploremos
“soluciones” desde afuera. Una solución desde fuera privilegia
“el masaje” cuando en realidad los resultados a alcanzar posiblemente
tengan mucho más que ver con “la gimnasia” (Taller de “Desarrollo
de Carrera”; dirigido por Eric Gaynor Butterfield – Junio
1995).
Los
“masajes” de afuera en forma de subvenciones y compensaciones
no han de generar la misma energía que “la gimnasia” ejercida
desde adentro. Y el empresario, como casi todas las personalidades
que requieren alcanzar niveles de éxito por ponerse sobre
sus espaldas el sostenimiento de otros muchas veces en necesidades
sumamente vitales, basa su éxito en una gimnasia muy fuerte
y dura. Pero si sus “recursos humanos” son masajeados de manera
que solamente necesitan asistir a las organizaciones en lugar
de producir, y que alcanzan niveles de producción insatisfactorios
donde los gastos erogables de la empresa son mayores que los
aportes de sus miembros, la propia empresa no ha de subsistir.
Y el empresario en latinoamericano confronta este tipo de
situaciones diariamente. Esto se ve mucho más agravado por
el hecho de que no existe siempre una relación de reciprocidad
en el contrato psicológico – y también formal – entre la organización
y uno de sus miembros. La continuidad puede ser interrumpida
en cualquier instante de la marcha de la empresa de parte
de sus miembros, pero lo mismo no sucede de parte del líder
organizacional, y si accede a ello tiene un costo adicional
que la organización debe absorber.
En
el Congreso de Desarrollo Organizacional (Eric Gaynor Butterfield
– 2001) un debate muy interesante se gestó a partir de una
pregunta vinculada con “el gerenciamiento” en las empresas
dentro de algunas culturas latinoamericanas. Sucedió en la
Argentina, y a ésta inquietud, la re-pregunta que he compartido
con quien la había generado fue la siguiente: ¿Usted cree
que en la Argentina existe realmente gerenciamiento? ¿Ustedes,
gerencian en sus empresas? Como una gran mayoría de las personas
eran directivos, gerentes y ejecutivos ellos respondieron
naturalmente que sí, que ellos gerenciaban. Fue entonces que
les he preguntado cuáles son las condiciones necesarias para
que exista gerenciamiento en la relación que mantiene un “superior
con un subordinado”. Muchas respuestas se vincularon con las
tareas que el superior le alcanzaba al subordinada y de esta
manera percibían que “gerenciaban”.
Siguiendo
con este interesante planteamiento, tentativamente manifesté
allí que el gerenciamiento en la relación entre un superior
y un subordinado, implica además, y como mínimo tres cosas:
1.
el gerente debe estar en condiciones de contratar por sí mismo
al personal que tiene a su cargo tanto dentro de su unidad
o respecto de aquellos que participan en sus proyectos;
2.
el gerente debe estar en condiciones de promocionar y recompensar
“de manera distinta” a distintas personas (subordinados).
El concepto aquí vigente es que “No hay nada más injusto que
tratar igual a personas que son diferentes”;
3.
el gerente debe estar en condiciones de transferir e incluso
de democionar y despedir por sí solo. Se basa en el hecho
de que no se puede hacer responsable a una persona de los
resultados en su unidad departamental o en su proyecto si
– compulsivamente – debe tener dentro de su propio equipo
a quienes no necesita o no son competentes, o no agregan suficiente
valor en relación a las recompensas que reciben.
Si
estas tres condiciones no están presentes – y decididamente
no lo están dentro de la inmensa mayoría de arreglos organizacionales
en las culturas latinoamericanas – entonces simplemente no
existe gerenciamiento. Y si no existe gerenciamiento, siendo
los gerentes quienes deben implementar la estrategia de la
cúspide a través de tácticas y procedimientos a implantar
en sus subordinados, la organización está a la deriva. Por
el momento no se conoce embarcación alguna que haya llegado
a buen puerto sin el timón ni la dirección apropiada.
Existen
otros aspectos que son también muy importantes, también en
relación con el liderazgo y gerenciamiento, que son vitales
para todo empresario y emprendedor. Sabemos a través de los
estudios Hawthorne – o por lo menos es una de las lecciones
más importante de ese enorme trabajo de investigación – que
muchas veces es el grupo el que establece los “estándares
de productividad y producción”. Cuando esto es cierto, tampoco
existe gerenciamiento y nos encontramos con una situación
similar a la que hemos mencionado en el párrafo precedente.
Dentro de algunos países es obligatoria la asignación del
rol de delegado sindical a aquellas pequeñas empresas que
tienen más de 10 personas trabajando en ellas, y es sabido
que este onceavo “empleado” – hemos dicho empleado y no trabajador
– puede alcanzar niveles de productividad cercanos a “cero”
sin sufrir consecuencias negativas. Si dentro de esa pequeña
empresa el “estándar” de productividad por persona al día
era “de 20 unidades” aquellos que alcanzan productividades
de 10, aparecen como “de baja productividad” hasta el momento
que se contrata al empleado onceavo. Pero en el momento que
irrumpe el empleado onceavo y su productividad es de 5 o
menos – y esto está incluso a la vista del resto de los participantes
organizacionales y hasta es exhibido con orgullo – aquellos
participantes organizacionales que tenían una productividad
de 10 “y era un “estándar” de producción bajo, en el momento
que ingresa el delegado se convierte en un empleado “que aparece”
como altamente productivo: está produciendo 100 por ciento
más que el delegado. Por supuesto, y por otro lado, existen
otras energías adicionales que son fuerzas opuestas al desarrollo
de empresarial, puesto que el delegado tampoco encuentra dentro
de sus intereses que exista un alto nivel de productividad
puesto que si así fuera sus compañeros lo verían desde una
perspectiva de “ventajita”. En pocas palabras, las energías
que han de fluir dentro del equipo de trabajo, se han de orientar
a “reducir los estándares de productividad”. Bajo tales condiciones
¿quien quiere seguir siendo empresario y emprendedor? Y además,
aunque quisiera ¿Por cuánto tiempo podría serlo?
Existen
otros aspectos contextuales que también atentan contra el
desarrollo del empresario y emprendedor y en especial contra
la orientación de estas personalidades a contratar más personal.
Uno de ellos son los juicios laborales que se han constituido
en una verdadera industria para muchos abogados y sus acólitos.
Un trabajo de campo ha mostrado que una gran mayoría de empresarios
se han visto en serias dificultades en sus empresas, como
consecuencia de los juicios laborales, teniendo algunos de
ellos que cerrar por completo sus establecimientos. Incluso
ante situaciones de despido con causa justa, los fallos han
sido contrarios al empresario. La mayor parte de los juicios
laborales son desfavorables en sus consecuencias para los
empresarios y emprendedores Pymes; incluso ante la eventualidad
de haber ganado un juicio, el empresario ha tenido que pagar
los honorarios que el juez le ha asignado a su contraparte.
En
un taller sobre Emprendedores y Empresarios desarrollado hace
unos 5 años dirigí una pregunta a los asistentes: ¿cuántos
de ustedes se auto-sostienen, cuantos de ustedes trabajan
en una organización y son remunerados “mensualmente”, y cuantos
de ustedes además de sostenerse a sí mismos le dan trabajo
a “otros”?
Como
no se recibían respuestas las preguntas fueron “individualizadas”:
¿Cuántos de ustedes reciben alguna remuneración fija? ¿Pueden
levantar la mano? Y la inmensa mayoría (más del 85 % lo hizo).
Y
se formuló la siguiente pregunta: ¿Cuántos de ustedes trabajan
por su cuenta de manera individual, sin asistencia de otros
a quienes tendrían que pagarles por sus servicios? Dos participantes
(el 10 %) levantaron sus manos. Eran profesionales graduados
Universitarios.
En
dicha actividad que estaba orientada principalmente hacia
empresarios solamente una persona “vivía y confrontaba” diariamente
el rol de empresarios. En realidad quienes habíamos organizado
la pequeña jornada estábamos satisfechos con la presencia
de muchas personas que – de una manera u otra – estaban manifestando
su interés en “ser”, en transformarse como empresarios / emprendedores
e incluso estaban dispuestos a dedicar tiempo y algún dinero
para ello. Como “carta de intención” hacia dicho proceso transformacional
se hizo entrega de un formulario a todos los participantes
que sería la hoja de ruta que debían seguir y que debían devolver
dentro de la semana siguiente a través del medio que les fuera
más conveniente; viniendo personalmente a nuestro Instituto,
por carta “física”, o por email. No recibimos respuesta alguna
de ellos con la sola excepción de la única persona que “ya
era empresario y trabajaba por su cuenta”.
Al
parecer se da un hallazgo muy interesante y que no debemos
dejar pasar por alto. Los que no son empresarios / emprendedores
y quieren transformar su rol de empleados o auto-empleados
tienden a mostrar “interés” en algo nuevo pero no necesariamente
toman las acciones necesarias para ello. Pareciera que les
gustara escuchar, aprender, y hasta ver todo lo que se relaciona
con el empresario… pero luego no se dan acciones concretas
en esa dirección que, supuestamente, es la deseada. Un empresario
asociado a nuestro Instituto con quien a veces trabajamos
conjuntamente en procesos de cambio, desarrollo y transformación
organizacional, manifiesta que el proceso al cual hemos hecho
mención donde las personas se interesan pero no toman acción,
se asemeja en gran medida a lo que sucede en una autopista
o autovía donde – como consecuencia de un accidente – se da
un atolladero, y la mayoría de los automovilistas pasan muy
lentamente por el sitio del accidente pero no son muchos los
que se detienen de verdad y toman una acción concreta de asistencia.
A este tipo de comportamientos le hemos dado el nombre de
“predisposición a enterarse” pero a no-actuar.
Hace
un buen tiempo que en The Organization Development Institute
International, Latinamerica estamos estudiando el fenómeno
que se ha estado instalando en las sociedades y culturas latinoamericanas
en relación con el tema de Empresario / Emprendedor y que
parece venir en dos grandes etapas principales:
1.
Las personas que trabajan en las organizaciones se han dado
cuenta que muy probablemente no se han de jubilar en la misma
empresa. Será común encontrar ejecutivos y profesionales que
encuentran empleo en mas de 5 empresas durante solamente sus
primeros cinco o 7 años de trabajo. También ha resultado visible
a los ojos de los distintos miembros organizacionales que
lo que se conoce como “mid-life career crisis” – y que era
un fenómeno que vivía usualmente el personal en los Estados
Unidos de Norteamérica - ya se ha instalado dentro de las
culturas organizacionales dentro de los países latinoamericanos.
Y estas personas tienen la necesidad, orientación y hasta
una preferencia “a aprender” sobre el Empresario / el Emprendedor.
Pero
respecto de ésta predisposición existe una dificultad; no
necesariamente el conocimiento y el aprendizaje resulta ser
condición necesaria para el éxito emrpesarial. Larry Ellison
– en un discurso de graduación en la Universidad de Yale –
le decía a los graduados y también a los por-graduarse, que
muchos de los buenos cheques que ellos habrían re recibir
como altos directivos corporativos, serían firmados por personas
no diplomadas en Universidades. Para ello cita a diversos
“drop-outs”: Bill Gates como el hombre más rico del mundo,
y también al segundo y tercer hombre más rico del planeta,
junto con Michael Dell que también está dentro de los 10 hombres
más ricos en la Tierra y que continúa avanzando en la lista.
En
The Organization Development Institute International, Latinamerica
estamos encontrando evidencia de que existen muchas personas
que están interesadas en transformarse en empresarios y emprendedores,
y que las mismas están canalizando muchas de sus mayores y
mejores energías y recursos hacia ello. Sin embargo, diversos
trabajos de campo y observaciones sugieren que la “transformación”
no es tan sencilla ni fácil de realizar. Las conductas, prácticas,
actitudes y valores que incorporan las personas que han participado
en organizaciones por muchos años, no son fáciles de transformar
radicalmente como para llegar a convertirse en empresarios
y emprendedores. Una larga lista de las diferencias tanto
conceptuales como prácticas entre los “profesionales” y los
empresarios – emprendedores, fue descripta por Eric Gaynor
Butterfield en un Taller realizado en el año 1999: “El tránsito
del profesional hacia el empresario – emprendedor”.
2.
Stephen Covey (“Los 7 Hábitos de las personas realmente efectivas”
- 1995) hace referencia a la necesidad conjunta de diversos
aspectos en el proceso de ser eficiente y efectivo: los conocimientos
(que se relaciona con el saber), las habilidades (que se vinculan
con saber hacer), y las actitudes (que requieren un fuerte
deseo interno a veces llamado motivación). En su posterior
trabajo (Stephen Covey: “El octavo hábito – de la efectividad
a la grandeza” – Paidós - 2005) el autor nos habla de un octavo
hábito que “no es una mera adición a los otros siete, un hábito
que, de algún modo, se hubiera pasado por alto. Se trata de
ver y aprovechar el poder de una tercera dimensión de los
siete hábitos que responde al principal desafío de la nueva
era del trabajador del conocimiento. El octavo hábito consiste
en encontrar su voz e inspirar a los demás para que encuentren
la suya.” Es por ello que, Abel Cortese y Eric Gaynor al referirse
a “Las 7 Inteligencias” destacan la importancia de la Inteligencia
Organizacional donde la inspiración propia debe ser acompañada
por la inspiración a terceros”. Todo empresario y emprendedor
se caracteriza por su capacidad inspiradora – tanto propia
como hacia terceros -. Y esto usualmente no se aprende en
ninguna Universidad de primer nivel en el mundo, como así
tampoco dentro de todo el mundo corporativo.
3.
Las personas hemos estado acostumbrados a aprender algo nuevo
a través de lo que podemos llamar “vicarious learning”, resultando
de “aprender al tomar el lugar del otro” que se vincularía
con un “aprendizaje delegado”. Por muchos siglos las personas
no estudiaban en Universidades para culminar sus estudios
con Diplomas, para finalmente acceder a un trabajo en una
empresa u organización; definitivamente este no ha sido el
modelo prevaleciente. Más bien las personas han aprendido
trabajando con un “maestro” en calidad de aprendices; esta
práctica estaba acompañada por acciones del maestro hacia
“mostrar” que se debe hacer y como hacerlo más que para hablarle
y transmitirle que es lo que debe hacerse y como debe hacerse.
Por ello es que no nos tiene que llamar demasiado la atención
cuando hoy en día y dentro del mundo organizacional los gerentes
se sorprenden diciendo que su personal no cumple con sus órdenes
e instrucciones. R. Word & A. Bandura (“Social cognitive
theory of organizational management”; Academy of management
review – 1989) sugieren que desde la perspectiva de “vicarious
learning” los participantes organizacionales deciden y actúan
en base a lo que ellos observan. (Material adicional al respecto
puede encontrarse en trabajos de Eric Gaynor Butterfield donde
hace referencia explícita a la “Inteligencia Práctica”).
Las
personas aprendemos y podemos llegar a transformarnos de un
rol (como el de empleados hacia el de empresario o emprendedor)
a través de lo que también se conoce como “modelaje” que resulta
de observar e imitar a otros. A. Bandura, en “Social learning
theory” (Prnetice-Hall – 1977), hace una buena descripción
de ello.
Mucho
se ha hablado también de Coaching y Mentoring pero encontramos
pocos programas donde el mismo aplicado para el desarrollo
del perfil de Empresario / Emprendedor. Y esto amerita un
debate en sí mismo. Lo que sí sabemos dentro de las ciencias
del comportamiento es que “behavior shaping” puede ser de
ayuda para substituir y reemplazar algunos comportamientos,
perfiles y roles que deseamos reemplazar por otros (como es
el caso de querer substituir nuestros roles actuales por los
de empresario).
Henry Tosi, John Rizzo y Stephen Carroll (“Managing
organizational behavior”; Blackwell – 1995) destacan que son
varias las condiciones necesarias que se presentan bajo el
aprendizaje de “vicarious learning” basado en los trabajos
de R. A. Baron (“Behavior in organization: Understanding and
managing the human side of work” _ Boston – 1983) y de H.
M. Weiss (“Subordinate imitation of supervisory behavior:
the role of modeling in organizational socialization”; Organizational
behavior and human performance – 1977); ellas son:
“1. The learner must have a reason to pay attention
to the model or stimulus. Anything that attracts attention,
such as expertise or status, will contribute to attention.
2. The learner needs to retain sufficient information
to pattern behavior after the model.
3. The person must have enough ability to engage in
the model´s behavior. Most of us cannot model ourselves after
a great athlete or Nobel Prize winner in physics.
4. There must be a motivational or reinforcement element.
The person must perceive the probability of rewards and eventually
receive reinforcement for imitation. There must be some incentive
and encouragement involved.”
Estas
condiciones son importantes respecto de lo que sucede dentro
de una organización, pero posiblemente haya que agregar algunos
aspectos adicionales cuando se trata de transformar roles
de participantes organizacionales en roles de empresarios
– emprendedores. Para el caso de personal directivo, ejecutivo
y profesional que ha estado empleado en una organización por
muchos años, ellos por lo general lo han hecho (en las distintas
culturas latinoamericanas) adentro de una filial de multinacional
extranjera o con una empresa nacional privada (para el caso
estamos exceptuando a las entidades públicas tanto a nivel
nacional como provincial o municipal ya que existe una fuerte
orientación de sus miembros y empleados a participar mas que
a producir – Ver comentarios anteriores a los ojos de james
March & Herbert Simon). Pues bien, en el caso de que hayan
estado vinculados a una empresa multinacional estas personas
asumen en gran medida que los Clientes “están allí” y son
asequibles a través de los medios publicitarios, por ejemplo.
Lo que estas personas no tienen en cuenta es que la mayor
parte de las empresas filiales de multinacionales operan como
empresas oligopólicas y por lo tanto confrontan situaciones
relativamente simples en cuanto a la obtención de recursos.
Por otro lado, aquellos que trabajan en empresas nacionales
privadas tienen bien en claro que esta no es la situación
que ellos viven en el día a día; ellos sí están dentro de
un mercado altamente competitivo donde sus ventajas – si las
tuvieran – no son fácilmente sostenibles en el tiempo. Por
otro lado hemos observado como estos participantes organizacionales
dentro de las empresas nacionales perciben que no son recompensados
en la medida que ellos consideran “justo” y aquellos que conocen
“equity theory” (Adams – 1961) pueden dar prueba de ello.
Muchas de las desvinculaciones de los participantes organizacionales
que han estado empleados en empresas nacionales no culminan
como las de los miembros que trabajan en empresas filiales
de multinacionales (un acuerdo tácito y rápido que por lo
general no lleva al litigio formal). Los juicios laborales
de estos participantes pertenecientes a empresas privadas
– es decir, hacia otros empresarios y emprendedores Pymes
– de todas maneras es grabada como imagen; y así como les
puede resultar provechoso sacar ventaja ante situaciones ilegítimas
frente a su empleador como empresario – emprendedor, las imágenes
grabadas dentro de sí mismos, más aún cuando han sido beneficiados
ilegítimamente con compensaciones en los juicios laborales
donde se ha perjudicado al empresario, hace que el propio
empleado beneficiado con dicha acción no “internalice la ventaja
de ser empresario o emprendedor”. De todas maneras, y como
tantos otros, puede hablar y verbalizar respecto de “ser un
empresario”, puede asistir a cursos y talleres sobre “el empresario”,
puede comprar libros e instruirse en la materia, pero en su
fuero más íntimo no ha de Hacer las cosas que son necesarias
de Hacer para Ser un Empresario. Ellos saben muy bien que
– en su fuero íntimo – si el se convierte en un empresario
y por lo tanto debe crear trabajo para otros, estará sujeto
a esta vulnerabilidad (actualmente y en algunas culturas latinoamericanas
los seguros de trabajo – aseguradoras de riesgos de trabajo
– no se hacen responsables totalmente en esta materia de juicios
laborales por accidentes e incluso algunas legislaciones en
la jurisprudencia han establecido que “no existen límites”
a la indemnización que puede requerir un empleado). Esto hace
que el empresario – que se diferencia de una organización
a nivel mundial - tenga que responder ante cualquier empleado
incluso con la totalidad de todos los bienes personales que
posee, incluso su propia vivienda particular. La infinidad
de casos reales donde el empresario – emprendedor se ha visto
directamente perjudicado y que está a la vista de otros es
tan grande, que son pocos los que se quieren atrever a un
rol donde los riesgos son infinitos e ilimitados. Pero por
supuesto ¿Quién no “habla” de ser emprendedor y ser empresario?
Estimados
participantes que han participado intensamente el día de hoy
y han manifestado su interés y preferencias hacia una actividad
independiente donde el liderazgo es vital, por favor tengan
en cuenta algunas acciones de aquellos que fundaron y desarrollaron
empresas. Alejandro El Magno quien llegó a conquistar el mundo
entero y – en un enfrentamiento con embarcaciones y guerreros
enemigos fue advertido de la inmensa superioridad de ellos
por su lugarteniente como clara advertencia para rehusar la
lucha y esperar otra oportunidad – le contestó a quien lo
advirtiera que:”Remen más fuerte y prendan fuego a nuestras
embarcaciones… si quieren volver a ver a sus gentes y a su
tierra, lo tendremos que hacer con las embarcaciones de ellos!”
Y
a la hora de la gloria como resultado de la victoria, el mismo
Alejandro Magno iba asignando y obsequiando tierras, oro y
otros bienes tomados a su cuerpo de oficiales, lo que llevó
a uno de ellos a preguntarle: “Mi general ¿que le ha de quedar
a Usted ? Está repartiendo todo aquello por lo cual hemos
luchado por años y que finalmente hemos conquistado”. Y Alejandro
le contestó: “Me queda todo el camino para la próxima conquista”.
Como
en otros Talleres les obsequiamos un formulario a ser completado
que entendemos es de ayuda para observarnos “donde estamos
hoy día como empresarios” y nos puede ayudar a definir si
realmente queremos serlo y luego explorar como hacerlo. Nosotros,
en The Organization Development Institute International, Latinamerica
nos renovamos a sus servicios.
Muchas
gracias por compartir.
Eric Gaynor Butterfield – Presidente
The Organization Development Institute International,
Latin-America
Board Member of The Organization Development Institute
- Worldwide
www.theodinstitute.org